LA
PARTIDA DE CARLOS I
En
la fiesta de Natividad de Nuestra señora, la Nao Real dispara tres
cañonazos, uno el barco del almirante dando la señal de partida.
Todos estaban con el corazón en el puño, lamentándose las mujeres
por sus maridos, los hijos con sus padres y las muchachas por sus
amigos la flotilla de barcos recibió viento en popa y avanzaron a
toda vela .
El
segundo día de viaje habían rebasado la costa de Inglaterra; el
tercer día se encontraban aproximándose a medio camino de la costa
de España en las aguas celestinas del Atlántico, esperaban que de
seguir aquella bonanza; el sábado domingo abordarían las riberas
del mar de Castilla, en la provincia de Santander.
La
vida a bordo resultaba bastante monótona y aburrida. Navegaban entre
dos cielos. A cualquier lado que se mirase, ofrecíase el mismo
espectáculo con escasas variaciones. Carlos, bien arropado bien
arropado para resguardarse de los impetuosos vientos marinos .
CONTINUARÁ...
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